Fecha: 22/04/2025
El continente está sufriendo graves repercusiones debido al cambio climático. Para mitigar estos efectos, será clave una nueva economía verde.
El cambio climático está dejando su huella en América Latina y se manifiesta en el continente en forma de olas de calor, sequías, fenómenos meteorológicos extremos y pérdida de biodiversidad. Para los expertos, estos efectos proyectan una realidad cada vez más latente: el continente será una de las zonas donde los impactos del cambio climático serán más intensos.
Sin embargo, en las huellas del calentamiento global también podemos empezar a ver los futuros pasos que América Latina puede dar para mitigar y adaptarse al cambio climático.
Los países latinoamericanos están en la lista de los más vulnerables a los efectos del cambio climático. Un impacto que, según el Sexto Informe de Evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, agrava las desigualdades económicas y sociales en la región.
La pobreza generalizada, los problemas de acceso al agua potable y al saneamiento, la falta de infraestructuras y de financiación minimizan la capacidad de adaptación al aumento de las temperaturas y plantean nuevos retos.
La selva amazónica se ha visto afectada por una serie de sequías y temperaturas récord atribuidas al cambio climático, señala el IPCC.
2020 superó a 2019 para convertirse en el año con más incendios activos en el sur de la Amazonia. Y la tendencia es que la situación empeore en los próximos meses y que el número de incendios forestales vuelva a aumentar en 2022. Las huellas del cambio climático en América Latina
El aumento de la destrucción del considerado «pulmón verde del mundo» también se vio afectado por la deforestación. La cuenca del río Amazonas, que se extiende por nueve países sudamericanos y almacena el 10% del carbono mundial, ha experimentado un aumento de la deforestación en los últimos cuatro años debido al desmonte para pastos de ganado y a la degradación causada por los incendios.
Durante los continuos incendios, la Amazonia dejó de funcionar como un importante sumidero de carbono y se convirtió en una fuente neta de carbono a la atmósfera debido al número de emisiones a la atmósfera.
El calentamiento global amenaza la biodiversidad andina
El aumento de las temperaturas también ha provocado la pérdida de hasta el 50% de los glaciares de los Andes desde la década de 1980, según el informe del IPCC. El retroceso de los glaciares y los cambios en el ciclo del agua, junto con el cambio en el uso del suelo, están afectando a los ecosistemas, los recursos hídricos y la seguridad alimentaria de la zona.
Una de las transformaciones más llamativas se está produciendo en la distribución del hábitat de las especies terrestres andinas. El aumento de las temperaturas está provocando que se desplacen a mayores altitudes, donde la temperatura es más baja pero donde también hay menos espacio a medida que ascendemos. Además, según los expertos, del total de especies de agua dulce amenazadas en el mundo, el 35% de ellas se encuentran en los Andes.
Los arrecifes de coral, los estuarios, las marismas saladas, los manglares y las playas arenosas son ecosistemas muy sensibles a los efectos del cambio climático. En todo el continente se ha registrado una pérdida de densidad de la cubierta de coral, así como su blanqueamiento.
La degradación de estos ecosistemas afecta directamente a la cadena alimentaria marina -se han registrado cambios en las comunidades de plancton y macrobentos- y, con ello, al correcto funcionamiento de los servicios ecosistémicos.
Además, el nivel del mar en la región está subiendo por encima de la media mundial. Con una media de 3,6 mm al año entre 1993-2020, el nivel del mar en el Caribe ha subido más rápido que la media mundial de 3,3 mm al año. En América Latina y el Caribe, más del 27% de la población vive en zonas costeras, y se estima que entre el 6 y el 8% vive en zonas con un riesgo alto o muy alto de verse afectadas por peligros costeros.
El déficit de precipitaciones es especialmente grave para la región del Caribe, ya que varios de sus territorios figuran en la lista de países con mayor estrés hídrico. Pero los efectos del cambio del ciclo del agua van más allá. Los expertos señalan que pueden estar detrás de algunos de los fenómenos meteorológicos extremos que estamos viviendo en los últimos tiempos. De hecho, relacionan las sequías mexicanas de 2020 con un monzón débil en Norteamérica y unas temperaturas superficiales del mar más frías de lo normal en el Pacífico oriental asociadas a La Niña.
Los efectos del cambio climático suponen un reto en términos de mitigación y adaptación. Son una oportunidad para que los países inviertan en desarrollo sostenible en un contexto internacional cada vez más verde.
América Latina aporta aproximadamente el 8 % de las emisiones mundiales, según un reciente informe del Banco Mundial. A diferencia de la mayoría de las regiones, estas emisiones proceden en gran medida de la producción agrícola, especialmente de la ganadería, del cambio en el uso del suelo y de la silvicultura.
Durante la Conferencia sobre el Cambio Climático, muchos gobiernos de ALC se comprometieron a reducir sus emisiones de carbono, prometiendo eliminar el uso del carbón y reducir la deforestación para 2030. ¿Cuáles son las principales vías para lograrlo?
El primer paso es mejorar la capacidad de la región para identificar y adoptar tecnologías nuevas y más ecológicas. Por ejemplo, la incorporación de maquinaria y equipos agrícolas eléctricos, alimentados por fuentes renovables, puede ahorrar millones en combustible y reducir las emisiones.
Es importante reconocer que muchas tecnologías de adaptación y mitigación también aumentan la productividad.
La agricultura climáticamente inteligente, por ejemplo, ayudará a los países a adaptarse a los cambiantes regímenes de precipitaciones mediante un uso más eficiente del agua y la reducción del uso de fertilizantes (evitando emisiones), mejorando así el rendimiento de los productores.
Según el Banco Mundial, esta región cuenta con una de las redes eléctricas más ecológicas y una de las economías menos intensivas en carbono del mundo. América Latina tiene un gran potencial para la generación de energías renovables. Argentina, Chile y México albergan grandes desiertos con capacidad para instalar parques solares altamente productivos.
La región patagónica es el lugar ideal para la generación de energía eólica. Centroamérica, el Caribe y partes de Sudamérica también tienen potencial para la generación de energía geotérmica.
La expansión de las energías renovables en América Latina podría ser un importante catalizador para el desarrollo del hidrógeno verde como fuente de energía alternativa y potencial de exportación.
El hidrógeno verde puede considerarse una forma de «almacenar» energía renovable intermitente. Con el tiempo, podría utilizarse como combustible para barcos electrificados, aviones y otros medios de transporte difíciles de electrificar. Del mismo modo, también podría utilizarse para descarbonizar industrias como las del acero y el cemento, que presentan el mismo problema.
Una de las principales ventajas de América Latina en términos de cambio climático es su alto nivel de capital natural. Posee más de una cuarta parte de los bosques del mundo, uno de los niveles más altos de recursos de agua dulce y cerca de la mitad de la biodiversidad mundial. La gestión de estos recursos es crucial para frenar el cambio climático global, y también para que la región mantenga su posición dominante en alimentos y productos agrícolas.
La reforestación y la restauración de tierras degradadas pueden ayudar a los ecosistemas a adaptarse y reducir las emisiones. El Banco Mundial señala que también pueden generar empleo y desarrollar nuevos sectores, especialmente los relacionados con la silvicultura sostenible. La plantación de nuevos bosques, la reversión de la deforestación y la recuperación de las tierras degradadas pueden ayudar a retener el agua, proteger contra las fuertes lluvias, prevenir la erosión del suelo y mejorar la productividad general del suelo.
El cambio climático en América Latina ya está dejando su huella. Está en nuestras manos revertirlo. Es hora de actuar, de promover las energías renovables y de desarrollar innovaciones que logren un desarrollo sostenible y equitativo para todos.
FUENTES:
https://openknowledge.worldbank.org/bitstream/handle/10986/37244/9781464818677-ES.pdf
https://www.ipcc.ch/report/ar6/wg2/downloads/report/IPCC_AR6_WGII_FinalDraft_Chapter12.pdf